El papel de las ciudades en la adaptación al cambio climático
Para el año 2050, Naciones Unidas estima que de seguir las tendencias actuales, cerca del 70% de la población mundial vivirá en zonas urbanas y ciudades. Esto supone que el 80% de la demanda de la energía mundial y la emisión de más del 70% de los gases de efecto invernadero se localicen en las aglomeraciones urbanas.
La buena noticia es que, de la misma manera que las ciudades son responsables de estas emisiones, también pueden constituir una parte importante de la solución. En este contexto, es de esperar que cada localidad juegue un papel fundamental en la lucha contra el calentamiento global, tal y como se concluyó en la última Cumbre del Clima, COP25, celebrada recientemente en Madrid.
Lo que supone el cambio climático
La crisis climática supone, entre otros aspectos, un incremento de las temperaturas, aumento del nivel del mar, cambios en el régimen de las precipitaciones u ocurrencia de fenómenos climáticos extremos y elevación de la concentración de CO2. Se prevé que todos estos efectos, si bien ya están teniendo lugar en la actualidad, y así lo reflejan las investigaciones, aumenten durante los próximos años.
A través de los ayuntamientos y vecinos, se conformarán buena parte de las transformaciones que, poco a poco, mejorarán nuestro medioambiente.
Además de las grandes decisiones gubernamentales y conclusiones de las cumbres que reúnen a las máximas autoridades de las naciones, las ciudades deben implicarse en la lucha contra estos fenómenos. A través de los ayuntamientos y vecinos, se conformarán buena parte de las transformaciones que, poco a poco, mejorarán nuestro medioambiente.
Según indicaba la Secretaria de Estado de Economía del Gobierno español, Ana de la Cueva Fernández, en la Cumbre del Clima, las ciudades son agentes dinamizadores clave en la lucha contra el cambio climático, no solo porque son responsables de la mayor parte de las emisiones, sino porque son especialmente vulnerables. Por ello, también son esenciales para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones mediante la implicación de la ciudadanía.
¿Qué están haciendo las ciudades?
A nivel nacional, el Ministerio de Transición Ecológica puso en marcha en 2013 el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC), un marco de referencia para la coordinación entre las Administraciones Públicas en lo relativo a la evaluación de impactos, vulnerabilidad y adaptación al cambio climático.
En este contexto, tenemos que tener en cuenta dos conceptos importantes: la mitigación y la adaptación. El primero está enfocado a llevar a cabo medidas a nivel global que permitan realizar cambios también globales para conseguir los objetivos. Mientras que el segundo concepto, la adaptación, centrado a nivel local y regional, busca ajustar las infraestructuras y servicios a todo lo que supone el cambio climático en la vida de los ciudadanos.
Las administraciones locales poseen gran capacidad de decisión frente al cambio climático. Desde la planificación de los usos del suelo y las infraestructuras locales hasta la selección de los materiales que han de configurar los espacios públicos. Además, la colaboración entre las entidades públicas y privadas es imprescindible para crear un ecosistema urbano sostenible, con ideas innovadoras y respetuosas con el medio ambiente.
Puntos de mejora para las ciudades
La Federación Española de Municipios y Provincias ha reivindicado el papel de las ciudades en la lucha contra la crisis climática. Su base es lo que llaman la revolución de las tres “S”: ciudades sostenibles, saludables y seguras. Para lograr este objetivo, hay algunas actuaciones que pueden ayudar a reducir el cambio climático:
- Frenar la contaminación. Una de las formas de mitigarla es aumentando las zonas verdes urbanas. El transporte también produce cantidades significativas de emisiones contaminantes, por lo que la planificación de las ciudades debe tender a invertir en transporte público sin emisiones de carbono.
- Impulsar el reciclaje. Mejorando los métodos de gestión de desechos y adoptando medidas para capturar y reutilizar las emisiones de metano de los vertederos, se pueden reducir las emisiones de este gas de efecto invernadero.
- Políticas de sostenibilidad. Es urgente reducir la cantidad de dióxido de carbono producido por nuestros hogares y oficinas mediante edificios sin emisiones de carbono, que no usen ningún tipo de combustible contaminante para la calefacción, la iluminación, la refrigeración o la electricidad. Los edificios antiguos pueden conseguirlo aumentando su eficiencia energética y utilizando fuentes de energía renovables.
- Favorecer la conectividad del entorno. La creación de redes de conectividad, como los corredores ecológicos, por ejemplo, son una estrategia que se propone con frecuencia para reducir los efectos negativos que tiene el cambio climático sobre la biodiversidad.
- Educación ambiental. Es esencial que exista información entre los ciudadanos y que los mensajes lleguen adecuadamente acerca de lo que se puede hacer para combatir el cambio climático. Charlas y actividades sobre el cuidado del medioambiente en las escuelas o campañas de concienciación son algunas de las medidas para la educación ambiental.
Madrid Sureste: una propuesta con grandes áreas verdes
Las ciudades bien diseñadas, compactas, transitables y con un buen sistema de transporte público reducen, en gran parte, la huella de carbono. Las autoridades municipales son las encargadas de promover el diseño de espacios públicos como parques, jardines y otras áreas verdes para reducir al máximo el calentamiento global.
Los desarrollos de Madrid Este darán lugar a la creación de 12.000 hectáreas de zonas verdes e importantes equipamientos públicos, además de parques de proximidad y bulevares ajardinados.
En la línea de cuidar y respetar el entorno y combatir el impacto del cambio climático, se puede destacar la denominada Estrategia del Sureste, donde se proyecta la creación de áreas ajardinadas próximas a las viviendas, junto a grandes zonas de carácter forestal que rodean las zonas de concentración de la edificabilidad, reduciendo así la contaminación, limpiando el aire y disminuyendo la contaminación acústica..
Los desarrollos de Madrid Este darán lugar a la creación de 12.000 hectáreas de zonas verdes e importantes equipamientos públicos, además de parques de proximidad y bulevares ajardinados. Entre las nuevas zonas verdes hay que destacar el parque del Cerro de la Herradura y fundamentalmente el área verde de Los Cantiles del Manzanares, con cerca de 4 millones de m2 situados en Valdecarros en la zona colindante con el Parque Regional del Sureste, en torno a los cursos bajos de los ríos Manzanares y Jarama, que formarán parte del Bosque Metropolitano rodeando todo el Este de la ciudad y permitirá absorber 171 toneladas de CO2, además de aportar bienestar, salud y calidad de vida a todos los madrileños, en especial, a los habitantes del Este, carentes de estas grandes áreas verdes.